lunes, 17 de septiembre de 2012

Verdadera conversión 2da. parte.


La Verdadera Conversión – Segunda Parte   

Meditación de Ivan Martin Baker, 30-5-1999

Entonces ahí comienza a ocurrir la verdadera conversión en mí: por primera vez entiendo que no es optativo llevar el yugo de Cristo, que quien no lo lleva no es de Él. Tampoco es optativo llevar  fruto porque si no fructifico soy cortado (Juan 15.2), ni es optativo andar en el Espíritusino que, por el contrario,  ésta es una prueba de que estoy en la ley “del Espíritu de vida en Cristo Jesús” (Romanos 8:2).

La nueva criatura no tiene una mente levemente cambiada en algunos aspectos sino toda una
nueva mentalidad, una completamente nueva manera de pensar. No un corazón ligeramente
cambiado sino un nuevo corazón en el que está determinada la voluntad de rendir todo a
Cristo,  de hacer lo que Él quiere, de caminar donde Él quiere que camine, de hacer lo que Él
quiere que haga. Y de aquí en adelante voy a tomar la palabra de Dios como base de mi vida en
remplazo de toda tradición que pueda tener. Voy a revisar el lugar en el que estoy, voy a revisar
la Palabra para ver si estoy en el lugar adecuado porque hay muchos lugares que no son
conducentes a una vida espiritual correcta.
Muchas congregaciones no han entendido esto. Son más las que no lo entienden que las que lo
entienden. La única conversión que encontramos en la Biblia es la total, la radical, pero hoy
quienes se convierten están faltos de ejemplos a imitar en quienes los rodean dentro de las
iglesias.

Debes buscar una casa de Dios que coincida con estos principios aunque debes comenzar por
actuar tú mismo conforme al evangelio verdadero.  ¿Cómo sabes si estás en una iglesia
conforme a la palabra? -Cuando los pastores y obreros de la congregación entienden estos
principios y viven conforme a ellos al punto de dar la vida por ellos. Entonces sí, tú estás en una
Iglesia de acuerdo a la palabra de Dios.
Debes aprender de los judíos de Berea los cuales escudriñaban las Escrituras todos los días para
saber si las cosas eran tal como Pablo decía (Hechos 17.11). ¿Qué descubrieron? Que Pablo les
enseñaba la verdad y que lo que ellos conocían hasta entonces debía ser remplazado por la
nueva luz. Por lo tanto, ¿qué determinación tomaron cuando fueron desafiados por el
evangelio? -Siguieron a Pablo, abandonando el judaísmo. Aprendieron, recibieron luz,
avanzaron, y tuvieron que salir del molde religioso que los aprisionaba. Si ellos se hubieran
quedado en el lugar en que estaban, ¿podrían haber cambiado sus vidas?
La palabra nos dice de ellos que “eran más nobles que los de Tesalónica, pues recibieron la
palabra ávidamente, escudriñando cada día las Escrituras para verificar” si Pablo y Silas
enseñaban la verdad. Y descubrieron que sus maestros eran falsos. Si bien no está escrito así,
podemos deducir  que la Palabra les abrió el corazón y los ojos. Y se dieron cuenta que estaban
mal, estaban equivocados y que lo que decía Pablo era la verdad y entonces, ¿qué hicieron? Lo
lógico: siguieron a Pablo.2
Ahora, ¿Les hubiera llamado Pablo “nobles” si se hubieran quedado solo en escudriñar las
escrituras? No. Los llamó nobles porque además pagaron el precio del cambio. No solamente
fueron nobles porque revisaron, sino porque asumieron la responsabilidad de vivir conforme a
la Palabra que ahora habían entendido. Y eso también es muy importante. Salvémonos de las
relaciones equivocadas, y asumamos además la responsabilidad que nos toca.
¡Oh, yo sé que suena terrible!
Suena terrible porque quizá nos hemos pasado la vida en el lugar que estamos y nuestros
parientes más cercanos están allí. Pero alguien tiene que salir a buscar socorro. Alguien tiene
que salir del “gueto” y encontrar la salvación. Y puede ser que sea incómodo al principio pero
después ese alguien será usado por Dios grandemente para dar orientación a muchos que están
confusos, aunque ese fruto vendrá con lágrimas y sinsabores, con laceraciones y privaciones,
con el deshonor de muchísimos que lo van a odiar.

Al final de cuentas, ¿no fueron siempre odiados los verdaderos cristianos? ¿Y tú piensas que vas
a ser menos odiado que otros que fueron también fieles? Cuando tú determinas ser fiel a Dios
vas a encontrar dificultades en tu entorno doméstico y tendrás que cambiar de amigos, porque
va a cambiar tu corazón, vas a asumir la responsabilidad de un mundo perdido,  y te
establecerás como una columna para Dios. Y como fruto de ello tú te salvarás y Dios te
honrará. Y si Dios honra,  ¿quién puede deshonrarte? ¡Dios te va a usar! Serás un instrumento
en sus manos para ayudar a salir a otros de la confusión reinante.  Y, aún más, Dios te va a dar
un ministerio que va a nacer de las lágrimas, que va a nacer del desprecio de tus mejores
amigos. Por experiencia propia, yo sé que vas a perder todos los amigos que hasta este
momento son tus amigos y te van a odiar, no te van a querer oír.

Eso me pasó a mí en el  Año 1965/66 yo perdí a todos los que eran mis amigos de infancia.
Perdí la Iglesia, perdí los Pastores, perdí todo y me caratularon de “hereje”, de “víbora”,
“destructor”, y todo rótulo diabólico que pudiesen encontrar. Sin embargo años más tarde,
muchos de ellos tuvieron que lamentarlo y tomaron el mismo camino que yo había tomado.
Pero para eso, para que llegue ese día, tenemos que pagar un alto precio, que si lo pensamos
bien no es muy alto porque Cristo nos consuela y está a nuestro lado y tenemos la gran
seguridad de su aprobación. Cuando tenemos la aprobación de Dios, ¿Qué es la descalificación
de los hombres sino solo una parte de las luchas que Dios dijo que íbamos a tener que sufrir?
¿Qué dice Jesús respecto de esto?

34 "No penséis que he venido para traer paz a la tierra. No he venido para
traer paz, sino espada.
35 Porque yo he venido para poner en disensión al
hombre contra su padre, a la hija contra su madre y a la nuera contra su suegra.
36 Y los enemigos de un hombre serán los de su propia casa.
37" El que ama a padre o a madre más que a mí no es digno de mí, y el que ama
a hijo o a hija más que a mí no es digno de mí.
38 El que no toma su cruz y sigue en 3
pos de mí no es digno de mí.
39 El que halla su vida la perderá, y el que pierde su
vida por mi causa la hallará. Mateo 10:34-39 (RVA)

Toma en cuenta estas palabras porque aún están vigentes y son parte de lo que tendrás que
soportar si quieres de verdad seguir a Cristo. Él te dice: “Te harán sufrir, es parte del bagaje que
tendrás que llevar cuando sigas en pos de mí”. Y si Cristo nos anticipa de esta forma lo que nos
va acontecer, ¿por qué vacilamos temerosos ante la posibilidad de que se cumplan sus
palabras? -Porque no es agradable, es algo muy duro de enfrentar, quizá sea una de las
laceraciones más grandes: que seres queridos, muy amados, se opongan a Cristo.

Y esto último es muy importante: no se oponen a mí sino a Cristo. Yo solamente lo sigo a Él,
hago lo que Él quiere. Ellos me cuestionan que yo los ubique a ellos en un segundo plano  y yo
les pregunto: “¿por qué no siguen a Cristo?” Ellos retrucan: “¿por qué no sigues en paz con
todos los que fueron tus amigos? ¿Qué vas a hacer? ¿Vas a despreciar a tu padre y a tu
madre?” No es que quiera despreciar a nadie sino que  solo quiero apreciar todo lo que Cristo
aprecia, amar todo lo que Cristo ama.  Cualquiera que sea amado del Señor será mi amigo. Pero
si mi esposa no ama a Cristo, nuestra amistad no será demasiado completa. Si mi esposo no
ama a Cristo, mi amistad con él será limitada y crecerá mi unidad con quienes sí le aman. Y de
allí en adelante todo se va a determinar en mi vida por el amor y la obediencia a Cristo.

Pero cuando hay lágrimas y enfrentamos oposición comenzamos a parecernos a Cristo porque
Él fue odiado por los que le rodeaban y por la religión de aquel tiempo. Cuando el Señor nos usa
para restaurar la verdad, somos odiados por la iglesia formal. Esto hay que aceptarlo poniendo
los ojos en el Autor y Consumador de la fe: En Jesús. El resto ya no nos corresponde. Solo Dios
sabe cómo arreglar la situación de la iglesia nominal que está tan mal trazada, tan llena de
errores, de desobediencia y de mundanalidad; tan llena de hombres que se han hecho
importantes e ilustres predicando medias verdades, confundiendo muchas vidas.

Como el caso del que se llamaba a sí mismo “pastor”, pero no quería predicar el Evangelio del
Reino que Cristo para no perder feligresía. Así es la religión popular. Así son los evangélicos y
católicos populistas. No podemos decir que estos grupos no tienen nada de verdad, pero
lamentablemente esa verdad se encuentra sumergida muchas veces en un mar engañoso. Es
muy difícil abrazar juntas a la mentira y la verdad; es muy difícil estar en una “isla”
denominacional y a la vez tener claridad doctrinal.

Hoy la consigna es encontrarnos en el centro de la voluntad de Dios con todos los que quieren
en verdad seguir a Cristo. Pero no vayamos a los que están tradicionalmente atados a viejas
costumbres contrarias a la palabra que aún no han soltado, sino vayamos a los que con limpio
corazón  se entregan a Cristo, tomando su vituperio, tomando su cruz, negándose a sí mismos,
dejando su vida a los pies de Cristo. Abrazados a Jesús. Amando a Jesús. Obedeciendo y
rindiendo sus vidas a aquel que todo lo puso por nosotros. Amén.

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