miércoles, 27 de marzo de 2013

Ejercítate para la piedad - R. Foster



 Tomado del Libro: "Alabanza a la disciplina", de Richard Foster             

La superficialidad es una maldición de nuestra era. La doctrina de la satisfacción inmediata es el principal problema. Lo que hoy se necesita desesperadamente no es un número mayor de personas inteligentes, ó talentosas, sino de personas de vida espiritual profunda.

Las disciplinas clásicas de la vida espiritual nos llaman a movernos más allá de la vida superficial hacia las profundidades.

No tenemos que dejarnos convencer de que estas disciplinas sean para los gigantes espirituales, y que por tanto están fuera de nuestro alcance. De hecho las disciplinas espirituales encuentran su mejor expresión en las actividades cotidianas. Su propósito es liberarnos de la sofocante esclavitud a que estamos sometidos: Egoísmo y temor.

El principal requisito es tener anhelo de Dios!! "Como el siervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti oh Dios el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo" Salmo 42: 1 y 2.


Dificultades:
Filosófica - La base materialista de nuestra era ha llegado a ser tan penetrante que ha producido en los individuos graves dudas con respecto a su capacidad para extenderse más allá del mundo físico.
Necesitamos valor para movernos más allá del prejuicio de nuestra era, y afirmar con nuestros mejores científicos que existe algo más que el mundo material".


Práctica - Simplemente no sabemos cómo explorar la vida interna. Aunque no siempre ha sido así, en el primer siglo y aún antes, no era necesario dar instrucciones sobre cómo practicar las disciplinas de la vida espiritual. Tanto el ayuno, como la adoración, y el júbilo estaban incorporadas, a raíz de su práctica habitual.

¿La fuerza de voluntad, sólo puede hacer frente a lo externo! Lo que se necesita es un trabajo interno, ¡y sólo Dios puede obrar desde adentro!


Dios nos dio las disciplinas para la vida espiritual como un medio para recibir su gracia.

Las disciplinas nos permiten colocarnos ante Dios de tal modo que él pueda transformarnos. Al igual que 
el que siembra "pone" la semilla en el lugar adecuado.. pero Dios da el crecimiento.
Dios ha establecido las disciplinas de la vida espiritual como los medios por los cuales somos colocados en el lugar en que él puede bendecirnos.

Tenemos que recordar que el sendero no produce el cambio; pero el hecho de estar en él, nos coloca en el lugar en que el cambio puede ocurrir. Este es el camino de la gracia disciplinada.

Las disciplinas espirituales tienen el propósito de hacernos bien. Están destinadas a traer la abundancia de Dios a nuestra vida.

Es posible sin embargo, convertirlas en otro conjunto de leyes para matar el alma. Las disciplinas atadas a la ley respiran muerte! Cuando las disciplinas degeneran en leyes, se usan para manipular y controlar a las personas.

Cuando creemos genuinamente que la transformación interna es una obra de Dios y no nuestra, podemos hacer que descanse nuestra pasión por enderezar a los demás.


Jesús dijo: "Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas". Mateo 23:4

Al entrar en el mundo de las disciplinas espirituales, siempre estará el peligro de convertirlas en leyes. Pero nosotros no quedamos entregados a nuestra propia suerte. Jesús prometió ser nuestro maestro y guía.

Nuestro mundo tiene hambre de personas que sean genuinamente cambiadas. León Tolstoi observó:

"Todos piensan en cambiar a la humanidad , y nadie piensa en cambiarse a sí mismo". Estemos entre aquellos que creen que la transformación interna de nuestra vida es una meta digna del mejor esfuerzo.

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