miércoles, 25 de junio de 2014

CUANDO EL CULTO FUE SENCILLO



(Tomado del libro “Cuando la Iglesia Perdio la Sencillez”)  
Mario E. Fumero

Era La primavera un día domingo del año 58 d.c. En una casona de tres pisos, en los suburbios de Troas, se congregaba un gran número de personas para celebrar un culto cristiano. Hombres, mujeres y niños se apiñaban en un aposento alto para compartir el pan y celebrar la fiesta de la Palabra. Ese día habían una visita especial, que habían venido de lejos, y estaban ansiosos por escuchar sus palabras. No habían asientos para todos, por lo que los más jóvenes se sentaban en el piso y en los bordes de las ventanas y barandas del tercer piso, para participar de la reunión. Comenzaron a orar y a cantar de forma espontánea. Vestían de forma sencilla, y no había instrumentos. Sus voces se unían, sin tener a uno que presidiera la reunión de alabanza. De pronto comenzaron a salir oraciones, lenguas y palabras de testimonio de diferentes lugares del salón. Había un ambiente de familiaridad y entusiasmo, y aunque apenas quedaba un espacio libre, todos formaban una masa compacta con alegría y sencillez de corazón.

Se comenzaron a encender lámparas de aceite para alumbrar bien el salón, y de uno de los extremos un anciano se puso en pie y alzando la voz exclamó:
- Mis queridos hermanos, ha llegado el momento de recibir la Palabra. Hoy tenemos con nosotros a nuestro hermano Pablo, que acaba de llegar de Macedonia y Grecia, deseo dejarle para que comparta sus experiencias, y nos dé la Palabra del Señor.- Un silencio de expectación inundó el ambiente. De entre la multitud salió la figura de Pablo. La gente le rodeaba, por lo que no podía apenas dar un paso, allí no había un “ambos” como en las sinagogas judías.

- Queridos hermanos, quiero compartirles las grandes cosas que el Señor ha hecho con nuestros hermanos en las regiones de Asia y Grecia.
Y así el apóstol comenzó a contar sus experiencias, como también las cosas maravillosas que el Señor estaba haciendo con su iglesia. Después continuó relatando como el Señor se le apareció en el camino de Damasco, y como le había hecho siervo de Jesucristo, siendo un abortivo. El tiempo transcurrió rápidamente, habían pasado dos horas, y un joven llamado Eutico, que estaba sentado en el borde de una ventana que daba a la calle, comenzó a cabecear, había trabajado mucho, y después de una larga jornada a pie, estaba extenuado, y el sueño le embargaba, de pronto el joven se durmió, y perdiendo el equilibrio, cayó al vacío. Todos los que les rodeaban gritaron. Pablo dejó de hablar, y un gran alboroto llenó la habitación, algunos corrieron hacia la calle a ver que le había pasado al muchacho.
Está muerto, se ha desnucado. Exclamó alguien. El apóstol, sin perder la ecuanimidad, salió detrás de los hermanos a la calle, calmando a la multitud, y acercándose al cuerpo de Eutico, se tendió sobre él en la acera y dijo: Tranquilos hermanos, no perdamos la calma, ni os alarméis, pues el muchacho está vivo. Y echándose sobre su cuerpo, le impone las manos, y le ayudó a levantarse. Después del susto, subieron de nuevo al aposento, y la gente comenzó a participar de la cena del Señor. Unos a otros compartían el pan y el vino, alabando a Dios por sus maravillas, hasta que rayó el alba.

Con este relato que se encuentra en Hechos 20:7-12 quiero ilustrar la sencillez de las reuniones cristianas en la época primitiva. No había un programa detallado, ni la gente miraba el reloj. La Palabra era el centro del culto, junto al compartir el pan unos con otros. ¿Cómo son nuestras reuniones hoy día? Hay iglesias donde todo está estrictamente programado: Se debe orar no más de dos minutos, el devocional unos 20, y el mensaje debe durar 20 minutos, y en una hora debemos haber terminado. Hay tantas estructuras de programación, que no queda espacio para que el Espíritu Santo pueda hablar.

En la Iglesia de los Hechos no había comodidad, ni alfombra, ni un gran edificio llamado “iglesia”. Las ceremonias (bodas, bautismos, cena) se ejecutaban sin tanta pompa y liturgia. Todo era sencillo, natural, espontáneo. Los ancianos (o ministerios) se mezclaban con el pueblo, eran uno más entre la multitud. El culto distaba mucho de ser como el nuestro, pues en las reuniones se proporcionaba una intimidad y ayuda mutua tan natural que la ministración era sencilla, predominando la confesión y reconciliación en medio de comunión del pan y el vino.

Recuerdo una vez que fui a predicar a una iglesia, el pastor me pasó a su oficina y me dijo:
–«Hermano Mario, el culto termina a las 12.00, yo le entrego a las 11.35 para que predique el mensaje, así que tiene 25 minutos, ahora bien, si usted quiere seguir predicando después de esa hora, no hay problema, pero a las doce los hermanos se van». No quiero decir con esto que los cultos no deben ser más o menos estructurados. Hay un orden, un esquema mínimos, pero en ellos debemos dejar que sea el ambiente, el Espíritu y la necesidad la que determine el tiempo. Puede durar una hora, o dos o tres, el tiempo es del Señor, la programación se crea  para controlar una situación cuando carezcamos del mover de Dios, pero no debe ser una costumbre dogmática.
El peligro actual es que nuestros cultos giran alre-dedor del “ministro”, en donde todos los ojos se enfocan. Es el que predica desde un púlpito el que lo dice todo, estableciéndose un monólogo, sin interpelación de la asamblea. De igual forma, hay un director de alabanza que  controla todo lo que los hermanos cantan y hacen, por lo que tenemos una alabanza dirigida, que muchas veces se degenera en una “manipulación”, desapareciendo la espontaneidad y los cánticos espirituales. En la medida en que la gente ponga su atención en el que dirige, la distracción priva de una comunión profunda. 

No podemos llevar, a la fuerza, un culto largo, ni debemos cortar un ambiente de adoración por terminar a la hora, ambos extremos son destructivos para la salud de la iglesia. Lo que debemos buscar es sabiduría y equilibrio dentro de un ambiente de sencillez.
Debemos reflexionar sobre la diferencia de nuestro culto con aquel culto primitivo. Al respecto el pastor James R. Spruce escribe: “Al llegar a los últimos años el siglo XX, creo que hay varios factores en la iglesia que están creando dilemas que nuestros antepasados no enfrentaron. Entre ellos están: (1) Ambigüedad en la definición de adoración; (2) creciente popularidad de la iglesia en el mundo y del mundo en la iglesia; (3) falta de claridad en la expresión de nuestras emociones y espontaneidad; (4) aparición de la mentalidad espectáculo-espectador; (5) una perspectiva bíblica e histórica vaga; (6) la tendencia que lleva a un extremo el control pastoral y la subsecuente parálisis del ministerio de los laicos en la renovación de la adora-ción”.
Eran las fiestas de las pascuas (año 35 d.C.) y un carruaje procedente de Etiopía regresaba de Jerusalén. En él  viajaba un funcionario de la reina de Etiopía, residente en Candace, el cual había sido castrado desde niño, para servir en el palacio de la reina, así que le llamaremos el eunuco etíope. Este eunuco era un devoto judío, y había ido a cumplir su peregrinación al templo de Salomón. Cruzaba el desierto contento, porque cada año pagaba sus votos a  Jehová, y mientras su sirviente llevaba el carro, éste leía un manuscrito en Isaías 53:7-8.

“El fue oprimido y afligido, pero no abrió su boca. Como un cordero, fue llevado al matadero; y como una oveja que enmudece delante de sus esquiladores, tampoco él abrió su boca. Por medio de la opresión y del juicio fue quitado.
Y respecto a su generación, ¿quién la contará?  Porque él fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la transgresión de mi pueblo fue herido.”   De pronto el sirviente observó a un hombre a lo lejos y exclamo:
–Mi Señor, hay un desconocido en medio del camino.–
– Detente a ver quien es, pues este lugar es desierto– Exclamó el Eunuco. El carruaje se detuvo, y aquel hombre se acercó al eunuco.
–¿Quién eres y para dónde vas?-.- Preguntó el Eunuco.
– Me llamo Felipe, y el Señor me sacó de Samaria y me trajo al desierto para hablarte de su gloria– Y mirando el pergamino que llevaba en su mano le preguntó:
–¿Qué lees?.–
– Leo a Isaías capítulo 53– Replicó el Eunuco.
–¿Y entiendes lo que lees?– Inquirió Felipe.
¿Y cómo podré entender si no hay quien me enseñe? ¿Acaso tu conoces las Escrituras y sabes lo que dices?-
Y Felipe le respondió.
– Sí, claro, y es mas, conocí a aquel de quien habla Isaías.–
Y subiéndose al carro le contó al Eunuco todo lo que en Jesús se había cumplido. Le presentó la salvación, le habló del bautismo y del camino del arrepentimiento, de pronto el Eunuco ordenando detener el carro, exclamó:
–.He aquí hay agua. ¿Qué impide que yo sea bautizado?.–
Entonces Felipe dijo:
–Si crees con todo tu corazón, es posible–. Y respondiendo, dijo:
–Creo que Jesús, el Cristo, es el Hijo de Dios–. Entonces Felipe y el Eunuco descendieron al agua, y él le bautizó. Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. Y el Eunuco no le vio más, y siguió su camino gozoso.(Hechos 8:26-40)
Que sencillo fue todo. No había allí una iglesia, ni le llevó a ésta para que se bautizara. No había un coro, ni instrumentos, ni programa. No había ¡nada!, y para mayor contradicción con nuestros tiempos, Felipe no era un ministro, sino un simple diácono. No hubo un cursillo de catecúmenos, ni un reglamento que dogmatizara el tiempo para bautizarse, ni un manual de bautismos con una ceremonia complicada. Todo era natural, fácil, sencillo. Allí estaban los elementos necesarios para ejecutar el bautismo: La Palabra, el cielo, la tierra, el agua, un convertido predicando y un nuevo creyente que confesaba a Jesús como su Señor. ¿Y qué más hace falta?

Recuerdo una vez que viajé a predicar a una aldea de las montañas de Copán,. Allí había una iglesia pastoreada por un humilde hermano de ese lugar. Estando realizando una campaña, el pastor me preguntó:
– Hermano, ¿usted puede bautizar?– Y le respondí que sí. Entonces me dijo:
–Hace 8 meses no viene el misionero, y tengo varios her-manos para el bautismo, ¿podría hacerlo usted?– y le dije que no había problema, pero le pregunté:
–¿Por qué no los bautiza usted si es el pastor, y los ganó para Cristo?– Y mirándome fijamente como asustado me respondió:
– Es que no soy ministro ordenado, tan solo un predicador laico.

¡Cuán complicada hemos hecho las cosas, cuando en su origen todo era tan sencillo! Se que muchas normas se crearon para evitar abusos y desvirtuaciones, pero me luce que nos hemos ido tan lejos de la sencillez verdadera, que hemos caído en un extremo  peligroso. Muchos han abusado del ejercicio de los sacramentos, y como freno para evitar falsos maestros y charlatanes, se han establecido pautas que controlen esta acción, pero a veces la dogmatizamos, y caemos en actitudes que chocan abiertamente con la Palabra de Dios.

Era un lugar cualquiera de Éfeso, aproximadamente en los años 63 d.C. Se habían reunidos un centenar de cristianos de diferentes lugares de la ciudad para  celebrar su asamblea semanal. Era una casona antigua, pero grande. Según iban llegando, se colocaban de forma circular, hasta que se junto un gran número de hombres y mujeres de todo aspecto. Habían judíos conversos, griegos y romanos pro-sélitos, y algunos de las clases más desposeídas, incluso hombres importantes que llevaban a sus esclavos, y los cuales tenían en sus cuerpos los símbolos de la servidumbre. Sin embargo, todos estaban sentados juntos, formando una sola masa, y se alistaban para adorar al Señor. Uno de los ancianos comenzó a orar en voz alta, cuando éste iba a terminar, todos comenzaron  a clamar, y el lugar se llenó de un murmullo que expresaba un tremendo fervor. Cuando terminó la oración congregacional, una hermana de la multitud comenzó a cantar un salmo de David, algunos le acompañaron, otros seguían orando suavemente. Una vez concluido el salmo, uno de los presentes comenzó a recitar unas palabras del Antiguo testamento, y concluyendo éste, se escuchó una exclamación de júbilo, para dar paso a un mover maravilloso del Espíritu Santo. Una hermana comen-zó a hablar en lenguas, y otra le interpretó. Después un joven entonó una oración en forma de cántico espiritual, y algunos comenzaron a llorar, otros caían de rodillas, y una fragancia de alabanza inundó el ambiente. Así paso el tiempo, nadie ordenaba, nadie dirigía, nadie mandaba, todo brotaba de forma espontánea, con naturalidad y sencillez en medio de la asamblea de los santos. Pero, ¿dónde estaban los pastores o ancianos? Mezclados entre el pueblo, como uno más entre la masa compacta. Después de un tiempo de silencio, se levantó un anciano de barba blanca, y comenzó a proclamar el mensaje de Jesucristo.

Al terminar, todos se abrazaron, se besaban con ósculo santo, y se iban entre las sombras de la noche, para continuar en sus casas haciendo discípulos. Lo  relatado es una visión propia hecha de los textos de Efesios 5:19:20, 1 Corintios 14:26, Romanos 12:10, 16:16, 2 Pedro 1:7,  1 Tesalonicenses 5:26.
Estamos ahora en el siglo XXI, y vamos a celebrar una asamblea de la Iglesia. Un gran salón con un buen equipo de sonido, y en el púlpito un grupo musical se alista para comenzar el culto. Uno de los músicos toma el micrófono y comienza:
–A ver cuantos trajeron sus manos, bátanlas. Todos de pie, Salude al que está al lado.  Cuantos tienen un grito de guerra. Vamos a cantar y a proclamar victoria etc.
Y los músicos comienzan a entonar una canción alegre, proclamando guerra, victoria, poder. Al terminar, todo el mundo grita, silban, y alguno emite un sonido inarticulado de entre la multitud. Se comienza otra canción, y el que dirige ordena a todos batir las manos… y así pasan 15 minutos. De pronto cambian el ritmo y comienzan a adorar, el ambiente se calma, un coro suave inunda la congregación, y por otros 15 minutos se mantienen cantando  coros de adoración. Después pasa un hermano con los anuncios, se recoge la ofrenda y viene algún especial. Después el mensaje, acto seguido la invitación, un coro alegre, y una que otra motivación para buscar sanidad, bendición, prosperidad, etc..  y se acabó el culto. Los ministros salen por la puerta de atrás, los músicos a un cuarto especial, el pueblo se va corriendo a abordar su transporte, y en corto tiempo, el lugar quedó desierto.

¿Qué ocurriría en uno de nuestros cultos si se fuera la luz eléctrica? Recuerdo que una vez estaba en un culto donde todo estaba bien organizado, de pronto se fue la luz, y todo se detuvo: guitarra, sintetizador, sonido, etc., sólo quedó la batería. La gente perdió la melodía de la música, no sabían que hacer. El que dirigía interrumpió el cántico, y empezó a animar a los hermanos y a pedirles que esperaran a que volviera la luz, para seguir cantando. Se que cuesta trabajo reconocerlo, pero dependemos tanto de las cosas, para adorar a Dios, que cuando faltan éstas, se acabó la adoración. ¿Saben por qué? Porque queremos hacer las cosas tan bien, que hemos perdido la sencillez en el culto.

Recuerdo que en el año 1976 celebrábamos en las Brigadas de Amor Cristiano de Tegucigalpa unos cultos especiales. El grupo musical compuesto por tres  jóvenes guitarristas no se apareció esa noche, y el que dirigía no sabía que hacer. Fue allí cuando comprendí el daño tan grande que habíamos hecho al depender de un instrumento para hacer un culto de adoración, y como medida senadora, suprimí por varios meses el uso de instrumentos, a fin de aprender a cantar por nosotros mismos, usando nuestra voz y nuestras manos solamente. Aprendimos a expresar al unísono melodías que a veces se perdían por los sonidos de los instrumentos. Después de un tiempo, cuando la iglesia se educó, restituimos otra vez los instrumentos, pero aprendimos la lección, el adorar y cantar no depende de los instrumento, sino del fervor y la gratitud del corazón.

¿Existe un patrón bíblico que establezca una normativa de culto determinada? ¿Tenía la iglesia primitiva un grupo artístico que animara la alabanza con danzas y movimiento? ¿Tenían instrumentos en los cultos, como parte vital de la adoración? ¿Se imaginan a Pablo dando una campaña y cargando con un grupo musical? Los primitivos cristianos no tenían estos recursos, por lo tanto, no se hicieron esclavos de estos instrumentos.

Muchos historiadores y estudiosos de la liturgia cristiana consideran que en la medida que el culto se centralizó en un edificio, las formas se convirtieron en liturgias y lentamente se perdió la sencillez: “El uso de casas  para culto era común, pero a partir del III siglo en adelante, los cristianos comenzaron a edificar iglesias para sus cultos” ¿Y cuando se construyeron esos edificios llamados “iglesia?: “La religión se convirtió en una ceremonia externa sin relación alguna con el carácter y la vida. Al seguir esta orientación, la gente no tenía hambre por la Palabra y la iglesia no tenía un mensaje que entregar; el sermón se consideró una parte sin importancia en el culto y muchas  veces  fue  eliminado  por  completo.  La adoración llegó a ser un imponente ritual dramático y simbólico”.

No quiero que piensen que estoy en contra de estas cosas. Las acepto como elemento complementario en el esfuerzo evangelístico, pero lo que quiero afianzar es que en el culto a Dios lo que cuenta es la sencillez en la adoración, y no el profesionalismo y la tecnología como medio de manipulación. Hemos hecho una “asamblea de títeres” a través del que dirige, y anulamos la libre expresión del pueblo:
–Levanta la mano, di esto, di lo otro,  dile al que esta al lado estoy contento, aplaude, grita, salta, danza etc.

No parecemos ovejas que siguen a un pastor para comer pastos verdes, sino a un puñado de borregos manipulados dentro de un establo.
¿Qué hemos ganado con estos métodos? Ser igual a un teatro, atraer más a los que tales cosas les gusta. Edificar una iglesia que funciona más por atractivos humanos, que por convicción espiritual. ¿Qué hemos perdido? La espontaneidad del pueblo, la libertad de expresión, la sencillez en el orar, cantar, hablar, compartir, recibir profecías, la posibilidad de que el Espíritu hable, la capacitación del desarrollo propio para una adoración plena y personal, etc. La anulación en la participación del pueblo al culto queda limitado a una élite selecta de músicos, cantantes y ministros que lo hacen todo, y esto es el error más grave que se está cometiendo en nuestras estructuras eclesiales. Lo terrible es que mezclamos los ritmos mundanos, con el cual  la gente rinde culto a la carne, moviendo el esqueleto, para traer delante del altar de Dios un fuego extraño como fórmula de adoración. Además, “a Dios le desagradan todos los actos de adoración que sean simples formulismos, sin relación alguna con la vida moral”.

Considero que estamos llegando a un punto de desvirtuación cristiana en el culto, que temo que lleguemos a hacer del mismo una réplica de los esquemas existentes en las discotecas o centro de espectáculos del mundo. David Wilkerson escribe al respecto “Hoy día el diablo no tiene necesidad de seducir, arengar ni escribir cartas a personas así. ¡Es porque ya domina a esa parte de la iglesia! En efecto, ha colocado en los púlpitos a sus propios “ángeles de luz”. Les ha entregado una religión tibia, mezclada: una dosis suficiente de tradición, combinada con una gran cantidad de maldad”. Las influencias de las nuevas corrientes musicales tales como el rock, rap, salsa, rumba etc. han convertido el culto en una réplica del estilo mundano, ignorando aquel texto que dice:
“No améis al mundo,  ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no esta en él” 1 Juan 2:15
Y David Wilkerson lamenta que hayan “Pastores y evangelistas que se sienten héroes, que gastan millones de dólares en sueños egoístas o en empresas para su ego, han dejado a millones de ovejas golpeadas, confundidas y hundidas” llevándoles a una falsa adoración con elementos extraños dentro de su contenido.

Volvamos a la sencillez del culto.  Retornemos a una evangelización genuina, y no hagamos de ella un espectáculo en torno a un individuo. Practiquemos una adoración de calidad, pero con sinceridad y sin manipulación. No confundamos cantar con adorar. La adoración es un todo, el cantar una parte.

martes, 24 de junio de 2014

Desarrollo y maduracion del discipulo de Cristo - C.Lancioni


1:28 a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre;

1:29 para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.

Pasajes como este nos ponen en contacto con los pensamientos y los objetivos del apostol Pablo, nos esta diciendo que su energia vital era invertida en llevar a los discipulos a este estado de perfeccion, la palabra perfeccion (TELEIOS) no esta aludiendo a una condicion de perfeccion absoluta e inmaculada, sino a un punto optimo de madurez, tal como un fruto logra en el arbol el punto de madurez optimo para ser saboreado, o una obra obra de arte donde su autor ya dio las pinceladas finales.

Una madurez minima donde el discipulo ya esta arraigado y cimentado, establecido en un ferreo compromiso y una verdadera comprension espiritual del llamado que Dios le ha hecho.

El apostol Pablo emprende su primer viaje misionero que tuvo una extension aproximada de 2 años, organizaba sus viajes con un pensamiento estrategico, de ida su energia estaba volcada a la predicacion y la enseñanza, regresando casi por el mismo camino miraban que habia ocurrido en ese lapso de tiempo y miraban a aquellos hermanos mas firmes y desarrollados, y de estos surgian los obreros que cuidarian el rebaño en su ausencia.

Act 14:21 Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, 22 confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. 23 Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.


En su segundo y tercer viaje misionero seguramente siguió el mismo esquema. Uno de los capitulos mas inspiradores del libro de los hechos es el capitulo 19, el ministerio de Pablo en Efeso (año 53), el encuentra alli a 12 discipulos de Juan y luego de instruirle mejor en el camino del Señor, los bautiza y son llenos del Espritu Santo, luego del endurecimiento de los judios, se va a la escuela de uno llamado Tiranno y por espacio de 3 años (Hch. 20:31) con gran intensidad se dedico a la formacion de muchos discipulos, algunos de cuales fueron años mas tarde (año 57) llamados al puerto de Mileto en su condicion de obispos.

Lo que trato de expresar a travez de estos pasajes es la importancia de la maduracion de estos discipulos, que se convirtieron en obreros con responsabilidad formal en un lapso de 2 o 3 años.

Como pueden ser distintas las persepciones en unos y en otros, una mujer de 2 años al preguntarle cuanto hace que te reunis, contesta: yo soy nueva apenas hace 3 años que me converti, otro ante la misma pregunta responde: yo ya hace tiempo que estoy con la iglesia me converti hace 3 años.

Si bien no hay una a velocidad estandart, considero que en un espacion de tiempo de aporximadamente 2 o 3 años un persona normal, tiene que estar bien establecida en el Reino, con los recursos indispensables para enseñar a otros mas nuevos.

Heb 5:11 Acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír.

12 Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido.

13 Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; 14 pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.

HIJITOS, JOVENES y PADRES.

1) Hijitos, niños: un discípulo nuevo.
Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre.
Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre.
Juan dice de los hijitos 2 cosas, 2 captaciones.

  1. Que han conocido al Padre.
  2. Que sus pecados han sido perdonados.

El discípulo nuevo, el que nació a la vida eterna, el que tocó lo celestial, el que fue interiormente iluminado primeramente entiende dos cosas:

  • Lo primero que conoce es que Dios es su papá, y percibe ese espíritu de adopción y que trae tanta consolación y salud.
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Romanos 8:16 , esa es la consciencia que llena la mente y la alegría que llena al corazón, que ahora tiene un papa cariñoso que le ama profundamente.

  • Y lo segundo que sabe el niño es que sus pecados han sido perdonados, como la parábola del hijo prodigo, el cariño, la ternura, el amor del Padre, que antes de poder decir alguna palabra o explicarse, le abraza, le consuela y lo perdona, así es el amor de Dios para con el pecador que se arrepiente.

Características de un bebé, de un niño.

El hijito, el niño:
  • no sabe cuidarse solo.
  • no sabe suplir sus necesidades.
  • llora para expresar una necesidad.
  • no sabe comer, hay que ayudarle a alimentarse.
  • no sabe resolver problemas de su consciencia.
  • Básicamente, un bebe todo el tiempo, llora, pues es su único medio para expresar su necesidad.
Lo que se espera de un niño es que se deje cuidar.


  1. Jóvenes, Discípulo Fiel.
Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno.
Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno.

Juan dice de los jóvenes que:

  • son fuertes y que la palabra de Dios permanece.
El joven sabe alimentarse solo, sabe cuando está falto de alimento y debe de nutrirse espiritualmente, en palabra, oración, ayuno, comunión. El joven ahora vence, antes cuando era niño caía en tentación y tropezaba, pero ahora Juan dice que el joven vence al maligno, anda en victoria.
Tiene testimonio.


3) Padre, discipulador.
Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio.
Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio

Juan repite 2 veces que el Padre:
  • Conoce y comprende quien es Dios desde una persecución mas desarrollada.
Los padres tienen otra gracia, otra paciencia, otra comprensión de como es el corazón del Dios al que amamos y servimos.

En la iglesia tiene que haber maduración, los niños no pueden permanecer en la iglesia siendo niños.

Ejemplo: es lindo ver a un chico jugar con el autito, pero si a los 16 años sigue jugando con el autito indudablemente algo pasa. Si a los 16 años, el chico dice “mami dame la mamadera” y si a los 25 años esta con el autito y la mamadera indudablemente algo no esta bien, algo no esta madurando como debe.

Tiene que haber desarrollo, tiene que haber crecimiento, tiene que haber maduración, tenemos que pasar de ser niño a ser jóvenes y de ser jóvenes a ser padres.

Y hay un cuarto nivel que tiene que ver con 2 Timoteo 2:2 que Pablo le encarga a Timoteo como un enviado apostólico y le dice:

Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros. (el versículo de los 3 patitos “222”)

  1. Hombres fieles que sean idóneos:

El hombre idóneo no es solamente un Padre, sino una persona que esta velando, que cumple el rol de relacionador, es un hombre que esta mirando por encima y anticipa los problemas, sabe como trata una disciplina, alienta a los caídos y va a buscar a los que se apartan, es un hombre que tiene un desarrollo espiritual creciente, es un Padre y es un líder, es un hombre idóneo (un hombre capaz, un hombre despierto, lucido (no lucido en le sentido inteligencia, sino lucidos de tener un actitud bien dispuesta y atenta.

Dios levante hombres que velen por la iglesia.

El ejemplo de Pablo:

  • un hombre desvelado
  • un hombre apasionado
  • la energía de su espíritu
  • su trabajo
  • su influencia
  • velaba por el desarrollo espiritual de sus discípulos
  • se abocaba en presentar a hombres que edifiquen la casa de Dios.

Este debe ser el empeño y el trabajo de los obreros, ver como los discípulos maduran, y dejan de ser niños y se transforman en jóvenes, y no se detienen allí, los jóvenes pasan a ser Padres y al ser Padre van creciendo en la comprensión de cómo se edifica la iglesia y se transforman en hombres idóneos que enseñan a otros, este es el pensamiento de los apóstoles.

Algunos versículos:

Gálatas 4:19 Pablo sufre dolores de parto por sus hijitos hasta que Cristo sea formado en ellos.
Pablo no era un superficial ni conformista en el trabajo de llevar adelante la edificación de la iglesia.

Un mal ejemplo: una vez un hermano dijo: mira yo a esta altura del partido, para edificar la iglesia me pongo un impermeable, (a buen entendedor pocas palabras). No vemos eso en el corazón de Pablo.
En la marcha de la iglesia hay dificultades, hay tropiezos, hay algunos que se equivocan, que pecan, que se aflojan y tiene que haber hombres que sufran, hombres apasionados, hombres dedicados, hombres idealistas, hombres volcados a la edificación de un pueblo y una familia conforme al anhelo de Dios, no se puede edificar sin esta la pasión que ardía en el corazón del apóstol Pablo.

Col. 2:1 Porque quiero que sepáis cuán gran lucha sostengo por vosotros, y por los que están en Laodicea, y por todos los que nunca han visto mi rostro; 
2:2 para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo,
2:3 en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.
Pablo sostenía una lucha interior, probablemente era una lucha en oración, era una lucha para mantener un testimonio digno de ser imitado, una lucha para defender la verdad cuando la verdad era atacada. Pablo aquí nos esta abriendo su corazón y nos esta dejando ver sus ideales, queda mas que evidenciado que no era un mediocre, un conformista, un resignado, sino un corazón que ardiente.

Efesios 3:14-17 Pablo se arrodilla varias veces para orar mientras esta escribiendo esta carta, esta epístola, a los efesios. El estándar de Pablo al trabajar para el crecimiento y desarrollo espiritual de sus discípulos era un estándar muy alto. Pablo se arrodilla y ora para que ellos (la iglesia de los Efesios) sean:

· fortalecidos con poder en el hombre interior
· para que habite Cristo por la fe en sus corazones
· para que estén arraigados y cimentados en amor
· y para que sean plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura y de conocer el amor de Cristo,
· para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.

Ante todo la iglesia es FAMILIA y es ESCUELA.

Si la iglesia necesita un seminario para formar obreros, significa que ha fracasado en su principal función, porque la iglesia es escuela. La iglesia al fundar un seminario esta reconociendo su incapacidad para poder formar obreros, cuando el seminario es la iglesia misma.

En la iglesia se nos abraza, se nos contiene, se nos cuida y también se nos enseña para que se valla dando ese proceso de maduración.
Tres elementos que tienen que estar presentes en la iglesia y en la vida de los discípulos para que paulatinamente valla habiendo maduración, transformación y crecimiento.


Información Formación - Revelación

Pablo cuando llama en el puerto de Mileto en Hechos 20, llama a los ancianos para abrazarlos y saludarlos por última vez y para decirle, no volveremos a vernos, estuve 3 años entre ustedes, y en estos 3 años les dije todo lo que ustedes tienen que saber.
En 3 años les di todo el consejo de Dios. El consejo de Dios es un paquete de verdades y mandamientos que tenemos que poner en la mente y en el corazón de los discípulos.

Cuando hablamos de fundamentación estamos hablando que en el corazón de los discípulos estén las verdades que tienen un carácter indispensable.
Hay cosas que son indispensables, otras que son importantes, otras que son buenas y otras que son interesantes. De afuera hacia adentro sería, hay cosas que son interesantes, otras que son buenas, otras que son importantes y otras que son indispensables.


Dentro de la INFORMACIÓN, hay cosas que son:
· Interesantes
· Buenas
· Importantes
· INDISPENSABLES
· Importantes
· Buenas
· Interesantes

INFORMACIÓN, CONOCIMIENTO
En el primer año el discípulo en vez de estar escuchando cualquier cosa y tener en su cabeza un collage de cosas que uno va escuchando de acá o de allá y que no nos permiten pensar con claridad y nos desconcentran. Tiene que haber primero Información, enseñanza de aquellas cosas que tienen un carácter indispensable, luego va a ver tiempo para las cosas importantes, buenas o interesantes, Pero primero debe estar concentrado en lo indispensable.

Pablo en el puerto de Mileto, les dice: cuando estuve con ustedes me concentre 3 años y me voy tranquilo porque ustedes ya saben todo lo que tienen que saber.
El primero punto es la Información, pero con la información sola no alcanza. Si hay información y no hay formación, en algunos casos la información puede tener un carácter deformante.

Ejemplo malo: un matrimonio va un domingo a la iglesia y el pastor esta hablando de la importancia del trabajo, entonces cita los textos bíblicos “el que no quiere trabajar, no coma”, y ahora que la tierra a sido maldecida, con sudor ganaras tu pan” es importante que el hombre trabaje, que sea idóneo, que provea para su casa; entonces este buen hombre que tiene a la esposa al lado le dice: “viste vieja” (el tipo labura 14 horas al día, no ve nunca a los hijos, labura para auto complacerse, porque quiere hacerse un viaje a Europa y lo que esta diciendo el pastor le viene como anillo al dedo).

El domingo siguiente el pastor habla de la sujeción de la mujer, “es importante hermanas, que la mujer este sujeta a su marido como al Señor, como Sara que llamaba a su marido Señor, así vosotras tenéis que respetar a su marido”, entonces otro matrimonio dice: “viste vieja (y el tipo es un prepotente, orgulloso, mandón y lo que dice el pastor le viene como “anillo al dedo).

La información sin formación, a veces, deforma, no forma.

FORMACIÓN:
Siguiendo con el ejemplo anterior: habría que decirle a esta persona: es bueno que trabajes, pero no podes vivir para trabajar, tenes que trabajar para vivir, tenes que ordenar tus horarios, no lees nunca la palabra, no oras nunca, no tenes comunión con los hermanos, no predicas el evangelio, no visitas a nadie, ¿de que te sirve laburar tanto?. Hace falta formación, corrección, la palabra adecuada y aplicada a la situación particular que este hombre necesita.

Por eso decimos:
el pulpito no forma, el púlpito informa. Y a veces, deforma.

Porque para formar una vida tiene que haber relacionamiento, tiene que haber corrección, sino hay corrección no hay formación.

Y Pablo era un hombre de formación. Tarea: leer 2 de Timoteo con detenimiento, Pablo ya estaba cerca de su partida con el Señor y escribe esta carta personalmente a su hijo en la fe, Timoteo. Las demás cartas Pablo las escribe con instrucciones para las diferentes iglesias, pero 2 de Timoteo es una carta dirigida directamente a Timoteo, para catequizarlo, enseñándole que guarde la sana doctrina.

Hermanos dejemosnos formar, no seamos jabón mojado. ¡Ay cuando la iglesia es un criadero de anguilas!

Para que allá formación tiene que haber corrección. Tiene que haber información y luego corrección para que allá formación.
A veces en la corrección hay momentos donde la relación se debe tensar para que haya formación, debemos ser cariñosos, afectivos, dulce como lo era nuestro amado Jesús, pero a la hora de aplicar una corrección debemos tensar un poco la relación. En una guitarra cuando las cuerdas están sin tensar (flojas), las cuerdas no suenan y la guitarra tampoco.

Si no hay tensión en las relaciones, no hay formación.

Si uno no confronta, y no pone sobre la mesa las cosas a corregir, si uno no hace las preguntas incomodas, y quiere tener una relación dulce, cariñosa, y no hay tensión tampoco hay formación. Debemos ver hasta donde tensar, porque a veces podemos cortar, los metales cuando uno los dobla hasta un punto y los suelta vuelven a la forma anterior, pero cuando uno los dobla demás y al soltarlo el metal se marca y no recupera su forma anterior hubo un quiebre innecesario.

Hay habra veces en que hay que cortar, cuandoi vemos que la relación no va para más, esta degradada y sin rumbo, no tiene carácter formativo y uno dice: bueno acá cambia algo o se corta, uno sabe que va a tomar un riesgo, pero es un error grave tensar sin inteligencia en perjuicio de una relación que si funciona. Debemos tener mucho cuidado cuando vamos a aplicar tensión en nuestras relaciones, porque podemos cortar sin querer., en los formadores debe haber ese tacto para saber hasta donde tenemos que tensar y no terminar perdiendo la relación.

REVELACIÓN:
Entramos en un terreno un poco más difícil, porque ¿Cómo se logra la revelación?. Cuando no hay revelación todo se hace seco, difícil. Que fácil se hace trabajar en un discípulo cuando el este tiene ese movimiento del espíritu que le habla, uno le dice algo y el espíritu santo por dentro le gatilla mucho más de lo que uno le dice, uno le da un empujoncito y él va mucho más allá de la fuerza que yo le aplico.

¿Cómo uno tiene revelación? Pablo pide a los efesios en el capítulo 1 pide ruega que sean iluminados los ojos del entendimiento para que comprendan cual es la esperanza, cual es la herencia, cual es el poder que actúa en nosotros, que allá revelación.

La biblia tiene capítulos que son grandes capítulos, muy ricos, muy fuertes que tenemos que meditar, aprender, reflexionar, memorizar y 1 Corintios Capitulo 2 es uno de ellos.

...cuando fui a vosotros, no fui con excelencia de palabras persuasivas o de humana sabiduría...

Cuando el apostol iba a Corinto, una de las mecas del conocimiento, en Grecia estaban los sabios y filósofos, y nos dice: estuve con vosotros con temor y temblor, se sintió frágil, e inseguro en medio de ese ambiente, sin embargo: me propuse no saber cosa alguna sino a Cristo y a este crucificado, para que vuestra fe no este fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Los griegos buscan sabiduría, los judíos señales, pero yo acá no vengo ni con señales, ni con sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder.
Pero, aunque no fui con sabiduría, hablamos sabiduría. Entre los maduros y hablamos sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Más hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó desde antes de los siglos para nuestra gloria.

Dios me glorifico, y dice que hay una sabiduría que no es humana y que Dios reservo y que la pone en el corazón de sus hijos para gloria.

¿Cuál es esa sabiduría, para vivir en gloria? Es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.
Esta revelación de la persona del hijo produce revelación, porque es un conocimiento participativo, no un conocimiento meramente intelectual. El conocimiento según los griegos es conocimiento que viene al pensamiento, pero el conocimiento según los judíos es un conocimiento participativo.

Tal como la expresión conoció f Adán a Eva manifiesta un conocieron en intimidad, un conocimiento participativo y experimental. La revelación de Cristo en nosotros produce este conocimiento participativo: esta es la vida eterna, que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero y a Jesucristo, a quien has enviado. Juan 3:17

La revelación produce este peso de gloria : por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. 2 Corintios 3:18
Ejemplo de Jorge H.:Uno puede estar mirándose muchas horas frente al espejo pero el espejo no me mejora, solo muestra lo que uno es, pero este otro espejo (la gloria del Señor), cuando mas lo miro mas me transforma, en la misma imagen del Señor, como por el Espíritu del Señor.



¿Cómo recibo revelación?
No hay revelación sin una fuerte presencia de la palabra en el corazón.

Tenemos que aprender a leer la biblia copiosamente, que haya una fuerte presencia de la palabra de Dios en la mente y en el corazón y vamos a ver como el Espíritu Santo empieza a hacer palpitar la escritura, la letra se transforma en palabra viva que alumbra, que salta del papel, que toca el corazón, que ilumina el pensamiento.

Una mente no distraída, sino concentrada en Dios.A veces nuestra mente esta divagando, Dios dijo de Israel: este es un pueblo que divaga en su corazón, no han conocido mis caminos. Salmos 95:10

Una mente en un estado de pureza y piedad.



Pero quiero enfatizar que para que haya transformación verdadera y duradera, los tres elementos deben esta presente, elementos que ayuda a la transformación, porque en el trabajo que Jesús hizo con sus discípulos estas 3 cosas estuvieron presentes. Él les informo, los formo y luego los encomendó a la obra y a la revelación del espíritu santo.

Los 3 elementos tienen que estar presentes si queremos que allá maduración y allá transformación.


Sin información no hay transformación.
Sin formación no hay transformación.
Sin revelación no hay transformación.

Si los 3 elementos están presentes en nuestras vidas, la información, la formación y la revelación, queda garantizado que todos vamos a ir avanzando para no ser más niños, para que podamos ser jóvenes, padres y para que se multipliquen los obreros.

Porque si no hay obreros no hay obra. Sino formamos obreros sera imposible una verdadera extensión.

Cuando la iglesia no tiene obreros, lo único que hace es chambonear, multiplicar reuniones, amontonar gente y dar buenos consejitos, pero la vida no es tocada y transformada.

Oración

Padre gracias por que nos has puesto en un camino nuevo y vivo, un camino que nos lleva, nos transforma y enseña oh Dios, queremos abrazar tu verdad y caminar por este camino nuevo y vivo que Cristo no abrió a través de su carne. Que podamos ser un cuerpo de discípulos, de hombres y mujeres que crecen, que maduran, que son transformados, que se enrolan, que se meten y asume responsabilidad, que toman la carga, que van adelante, que ayunan, que oran, que lloran, que gimen, que van, que tienen pies que son hermosos porque se mueven, Señor ayúdanos por tu Espíritu Santo te lo pedimos, en el nombre de Jesús, amén.

                                                                                                                                                                                                Claudio A. Lancioni

miércoles, 4 de junio de 2014

UN MONSTRUO EN EL CORAZÓN - M. Moraes

   Estoy hablando con pastores y líderes. Hace unos dos o tres años un hermano me preguntó: “Marcos, ¿cómo ves la Iglesia?”. Le dije: “La veo muy bien. La Iglesia está bien. El liderazgo está mal. El problema de la Iglesia son los pastores”. Son la gente que Dios permite que crezca en la Iglesia sin tener este aspecto del que vamos a hablar arreglado en su vida. Y tenemos que tratarlo y solucionarlo.

    Todo lo que fue creado en el plano natural fue hecho por Dios. Pero en el Edén sucedió algo que corrompió todo. Y todo fue corrompido. Por ejemplo, ahí fueron corrompidos todos los apetitos, por la comida, por la bebida, los apetitos sexuales. Dios creo el apetito sexual, pero después se transformó en otra cosa, en algo torcido. Todo fue corrompido.

    Y una cosa que fue torcida allí, fue una cosa que no estaba errada. Y es el deseo, la necesidad que tenemos, como seres, de ser aceptados, de ser amados. Esto no es malo. Yo quiero ser aceptado y quiero ser amado. Y no hay problema con esto porque Dios quiere ser aceptado y quiere ser amado. Entonces esto no es nada malo. Pero ahí en el Edén, como todo se corrompió, esto también se descompuso, se corrompió también. Se transformó en una enfermedad gravísima porque nos volvimos esclavos de esta necesidad. Y esto pude crecer al extremo de no sólo querer ser amados sino ser los más amados.

  A esto lo llamo “el monstruo”. ¿Usted conoce este monstruo? Algunos tienen la ilusión de que no tienen este monstruo. La primer lección es tomar conciencia del monstruo que tenemos en nuestra carne.

Una estrategia del infierno

  Esto lo compartí, por primera vez, al grupo de presbíteros en Salvador. Dios constituyó los ministerios en la Iglesia. Todo era muy sencillo. Y la Iglesia transformó el servicio en status, posiciones, títulos, cargos. Y de esto quizás hablaba Pablo cuando dijo: “Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo.” (2 Cor. 11:3).


   Un día imaginé algo que tal vez sucedió en el infierno. Después de trecientos años de existencia de la Iglesia, el Diablo ya no sabía que hacer para hacer callar a esta gente. Los mataba y los perseguía, pero no podía. Mataba uno y surgían diez. Mataba diez y surgían cien. Y no pudo.  Y siempre con la misma estrategia: Persecución, persecución, persecución. Un día, ya no aguantaba más esta situación y convocó a un congreso infernal para estudiar el tema. Estaban ahí todos estos demonios y se presentó la problemática: "Que hacemos para callar a esta gente, ya no se puede soportar más, que alguien, por favor, tenga una idea diferente". Y se levantó uno de ellos. Tal vez su nombre era "Sofisticatus Confucios". Y dijo: "Por que no hacemos todo al revés. Hace trecientos años que buscamos bajarles, bajarles, bajarles, y no lo logramos. Cambiemos. Vamos a levantarlos, subirles. Vamos a decirles que tengan cosas grandes, bonitas. Vamos a darles nombres, cargos, títulos, lugares, dinero, abundancia". Y hubo un aplauso unánime. Habían encontrado la fórmula. Y hace mil setecientos años que no cambiaron más la fórmula.

   La tendencia a esto en nuestros corazones es a lo que más debemos temer. Porque es el camino de Lucifer y el camino contrario al de Jesucristo. La primera sugerencia es no confiar en nuestro corazón, malo y pervertido. Seamos conscientes que tenemos este monstruo dentro nuestro. Aquel que no sabe de la existencia de este monstruo satánico en su interior vivirá una ilusión. Será mejor cuando más rápido descubramos este monstruo dentro nuestro. Varias veces, en mi propia experiencia, tuve que pasar la vergüenza  de tener que confesar esto. Si reconoces este monstruo que hay en vos, aumentan las posibilidades de que lo mantengas en una jaula. Hay que tener una jaula para este monstruo que eres tu mismo.


Manifestaciones de este monstruo

1-   Necesidad de reconocimiento:

¿Alguno de ustedes no sienten este monstruo queriendo saltar dentro de ustedes? 

Algunos síntomas de esto: Preocupación constante por lo que piensan los demás de mi desempeño, de mi desarrollo. Preocupación por la apariencia, por la imagen. Esfuerzo por proteger esta imagen. Significa que el monstruo está ahí, rugiendo. Hay una definición bíblica para esto: Vanidad

El remedio para esto es revelación de Cristo que es lo opuesto a esto, constricción, convicción de pecado, renunciar a la imagen, renunciar al nombre, a la buena fama y fe. Todo esto es el remedio.

¿Saben cuando se logra la liberación de esta cosa, cuando es que se rompe algo? Es muy sencilla, pero no hay otra forma. Después hay que tomar la cruz todos los días. Les voy a decir como funciona. Dios es absolutamente exigente. Él encontró imperfecciones hasta en los ángeles. Sólo le sirve el 100% de perfección. Y yo estoy muy lejos de esto. Pero este Dios me puso en Cristo. Y me aceptó como si yo fuera perfecto, tan perfecto como Cristo. El ser más absolutamente exigente y Rey de todas las cosas  me abrazó y me dijo: "Marcos te amo, te quiero y te acepto. Te quiero conmigo, Te quiero para mí. Fuiste creado para mi alegría, para mi placer".  Entonces  está aceptación de Dios nos sana por completo. Si Dios me aceptó, ¿que me puede hacer el hombre? ¿Qué me interesa lo que piensan los críticos, los incrédulos, la gente o el mundo? ¿Qué me importa? ¡Si Dios nos acepta! Aquí el monstruo tomó un sedante... Pero empieza otra vez

2-   Sentimientos interiores de competencia:

Cuando no arreglamos esto viene un síntoma un poco más fuerte, los sentimientos de competencia. No estoy luchando, pero hay sentimientos. El problema no es el mayor, porque es interior. Puedo tener este sentimiento y tener, aún, el monstruo enjaulado. Pero es peor que la necesidad de reconocimiento, de aprobación.

Síntomas: No me alegro con el éxito de los demás. Por el contrario, me entristezco. ¿Alguna vez tuviste esto? ¿O sólo yo tengo este problema en mi vida? No me alegro cuando otro es recordado y yo soy olvidado. No estoy haciendo nada. No estoy cometiendo ningún pecado. Pero ahí dentro no me gusta lo que ocurre. No me alegro si Mengano es más amigo de Beltrano que amigo mío. Me gustaría que fuera más amigo mío que del otro. Es sólo un sentimiento. No estoy haciendo nada. Pero el monstruo está ahí

  Yo, a veces, me miraba al espejo, y Dios me mostraba el monstruo que hay en mí, y me asustaba. Descubrí que muchas veces esto viene del miedo. Miedo de que mis deficiencias, mis faltas, lo que falta en mí quede muy expuesto. Porque aquello que es fuerte en mi hermano desnuda lo que es flojo en mí. Y no me gusta. Me acuerdo bien cuando Dios comenzó a poner el espejo y no fue fácil.  Por ejemplo tuvimos los primeros retiros de pastores, cuando comenzamos a tener mucha gente, muchos pastores se acercaron. Y tuvimos un retiro con muchos pastores. Y todos saben de la simpatía que tiene este compañero mío. Algunos dicen que Mario es como la miel.  Y terminaba una reunión, yo hablaba con uno y con otro. Y de repente veía una rueda de diez o quince alrededor de Mario. Y no me gustaba. Porque lo atractivo que era él, exponía, muy fuertemente, lo no atractivo que era yo. Después descubrí la verdadera razón. Pero no me alegraba. Y tenía que confesar a Mario. Una vez le dije: "Cuidate porque soy un peligro para vos, porque en mi corazón hay un monstruo que no es tu amigo".  No usaba entonces la palabra monstruo, pero le decía que había algo dentro mío que no quería ser su amigo, que no quería lo mejor para él, quería lo mejor para mí.

  ¿Que hay que hacer con el monstruo? Exhibirlo. Mostrarle a todos lo feo que es.  No es nada más y nada menos que vos mismo. La definición bíblica de esto es envidia y celos. Así lo llama el Señor.

  El remedio para esto: Todo lo que dijimos antes más confesión específica. Veo poco de esta confesión. Pero sé que hay mucho de este problema. Lo veo en las peleas. Lo veo en las defensas. Pero decimos: “Yo no... No sé por que me dicen esto”.  No tratas al monstruo y se pone peor.

3-   Competencia velada:

Más que sentimientos de competencia aparece una real competencia. Escondida, no declarada, pero real. Y esto sucede en el ministerio. La gran mayoría de nosotros, si no estuviéramos en la Iglesia. Y dependiéramos de nuestros talentos y nuestros recursos en este mundo, no tendríamos ningún reconocimiento de nada ni por nadie. Seríamos uno más, trabajando en una oficina. Pero llegamos a la Iglesia. Y Dios nos da dones. Y hay hermanos que son un poco ciegos y nos admiran. Entonces entramos en una trampa. El monstruo no está siendo tratado. Empezamos  tener una idea equivocada que este lugar nos lo merecemos. Que tenemos condiciones. Y empezamos a actuar conforme a esta idea que tenemos de nosotros. Y esto produce un daño terrible a la Iglesia.

   Es cuando alguien, de alguna manera, ya pasa a actuar, a hacer cosas para alimentar este monstruo. Algunos síntomas son: Hablo mucho de mis hechos, mis éxitos. Me hago propaganda. Algunos pastores comienzan a hacer propaganda de su obra. Hacé la verdadera propaganda: Decile a todos lo falluto que sos. Otro síntoma: Me ofendo con criticas. Es cuando es muy difícil para los demás tratar con mis fallas.

   Algunos se permiten pensar que son más capaces que los demás. Ya no son sólo sentimientos. Son acciones y reacciones. Es un competencia velada, está, de alguna forma, limitada, pero se está manifestando. La Biblia tiene un nombre para esto. Yo digo, débilmente, que esto es competencia velada. La Biblia lo llama orgullo.

   El remedio para esto: Todo lo de arriba más sujeción a tratamiento intensivo. Esto significa que le digamos a los hermanos: “Por favor ayudame. Decime todo lo que está mal”. Que seamos como David, que dijo: “Que el justo me castigue, será un favor, y que me reprenda será un excelente bálsamo que no me herirá la cabeza” (Salmo 141:5).  Él tenía al monstruo enjaulado.

4-   Competencia abierta:

He visto un grado peor a lo que recién hablamos. Es la competencia abierta. El monstruo ya está afuera de la jaula. Ya está devorando hermanos. Ya está pisoteando gente. Está defendiendo sus derechos ministeriales ¿Alguna vez han visto esto? ¿Cuando nos vamos a dar cuenta que el único derecho que tenemos es el infierno?

    Iván muchas veces nos contaba de uno que oraba todos los domingos así: “Señor, yo soy un pecador. Soy un miserable”. Y esto en la reunión, porque aprendió, según la teología evangélica, que todos tenemos que reconocer que somos pecadores. Es el punto número uno: somos pecadores. Entonces oraba así. Y los hijos del pastor, que eran unos pícaros, un día, al final de una reunión, fueron a este hombre y le dijeron: “Hermano, ¿sabe lo que oí de usted? Acá mismo estuvieron diciendo que usted es un miserable, un gusano que no sirve para nada”. Y el hombre, enojado, dijo: “¿Quién dijo eso de mí?”. Y ellos le respondieron: “Vos mismo, en la oración”.

    Es impresionante como está esto en la Iglesia. Al principio creía que era un chiste, una historia de cincuenta años atrás. Pero hoy es demasiado real esta historia. ¿Por qué delante de Dios nos reconocemos como los peores y después no lo queremos aceptar delante de los hombres? Porque, la verdad, es que tenemos dificultades en entender este monstruo: Quién es, cómo es y que hay que encerrarlo en una jaula.

 Una herramienta: El compañerismo

   Hay una palabra de Pablo que siempre me parece muy difícil de aceptar. Es cuando  recomienda a Timoteo y dice que lo reciban porque es el único que tengo que “piense en vuestros intereses”. Pero Pablo, ¿Y los demás? Tenés un equipo como de veinte hermanos. El pasaje dice:

Espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo, para que yo también esté de buen ánimo al saber de vuestro estado;  pues a ninguno tengo del mismo ánimo, y que tan sinceramente se interese por vosotros.  Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús. Filip. 2:19-21

 ¿Y qué es lo suyo propio? Es lo que al hombre más le interesa,  que es tener buena fama. Por esto, tal vez, Dios nos ha hablado tanto de coyunturas de compañerismo. Por que no conozco, en forma práctica, herramienta mejor que esta para desnudar este monstruo. Si no tuviera esta relación con Mario, sería pastor pero no estaría expuesto ante  este problema. Por eso, esta relación sirve para enjaular a este monstruo. Algunos se aman mucho a sí mismos, hasta que entran en esta relación. Y ahí empiezan los problemas.

   El corazón de Jesús era sin monstruo. No tenía este monstruo. Pero la tentación la tuvo. El Diablo lo tentó para que entrara en este camino. ¿Cuando puedo decir que. en mi vida. estoy agradando a Dios? Tengo la fuerte  impresión  que con sólo entender este problema de mi corazón, y querer tratar, de todo corazón, con este problema en mi interior, y trabajar en mi vida para permitir  que el Espíritu produzca el ser como Jesús en mí, sólo esto ya alegra muchísimo a nuestro Padre. Que nuestro corazón esté inclinado en esta dirección como estaba David. Que tengamos esta decisión muy en nuestro interior : Honor para mí es una tontería. Es algo impresentable. Es una cosa corrompida y fea. Porque el único que es digno de honor es Dios.

    Muchas veces nos escuchan hablando de Iván, Y recuerdo momentos impresionantes con Iván.  Uno de ellos me marcó mucho. Estaba orando con Iván. Y él oró así: "Señor, tu sabes  que no nos alegra que nos den honor".  Y él dijo esto delante del Señor, no nos alegra que nos den honor.  Yo pensé: "No, a mí me alegra". No pude decir amén a esta oración. Porque a mí me alegra. Así que tenemos a Jesús. Vemos a un hombre terriblemente malo como David, que hizo lo que hizo. Y sin embargo, Jehová se alegraba en el corazón de David. Y puedo decirles que vi esto muy fuerte en la vida de Iván.  Quizás fue la enseñanza que Iván nunca predicó, pero estaba siempre enseñándonos.

Oración final: "Gracias Padre por Jesús. Te pedimos de tu misericordia para poder andar en este camino. Para que nuestra vida tenga sólo un sentido: Alegrarnos con tu gloria. Y servir para su gloria como tu Hijo te sirvió. En el nombre de Él te lo pedimos. Amén"